viernes, 12 de febrero de 2010

Acostumbradas costumbres.

Hay veces que repetimos palabras o gestos de forma diaria. Algunas de forma consciente y otras no podemos controlarlo, como las 'muletillas', "asín es".
Yo tengo una costumbre, un gesto que repito de forma habitual. Si lo pienso es de lo primero que hago al levantarme y de las últimas cosas que hago en la cama antes de dormirme.
A veces es incontrolable y en las ocasiones que intento reprimirlo, cualquier persona que me mire se dará cuenta de lo que estoy haciendo.
Este gesto es a veces tan grande y desproporcionado que se me saltan hasta las lágrimas, de hecho recuerdo haber visto a varias personas que se les caía la baba.
A las personas nos suele pasar, además de al despertar y al irnos a dormir, cuando hacemos una comida copiosa, por ejemplo un buen guiso o cocido de legumbres. Es comer y al ratito, cuando más tranquilos y relajados estamos aparece sin avisar y no lo puedes controlar ni cortar.
Nos solemos reír mucho cuando les pasa a otras personas en público porque no es un gesto demasiado protocolario y solemos disculparnos si somos nosotros los que lo hacemos. Eso sí, si nos ocurre con gente de confianza o en nuestra casa solemos acompañarlo de alguna coreografía y estiramiento, lo que provoca que nos sintamos más felices.
Cuando le pasa a los ancianos, a los niños o a nuestras mascotas lo encontramos aún más divertido y lo comentamos incluso con los amigos "¡Fíjate en lo que ha hecho mi perro!"
La verdad es que es un gesto completamente recomendable porque te deja como nuevo. Lo malo es que es muy fácil comenzar pero muy difícil pararlo.
Y es que un buen bostezo a tiempo alivia muchas tensiones.
Por cierto, si pensabais que el gesto al que me refería era otra cosa nos os preocupéis, creo que todo lo escrito es perfectamente aplicable a esa otra cosa.

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