martes, 19 de enero de 2010

La importancia de dormir.

Después de haber descansado 8 horas, a las 7 de la mañana suena la alarma del despertador…

Apago el despertador y me pongo las gafas. Enciendo la luz de la mesita de noche, me incorporo en la cama y me pongo las zapatillas. Voy al baño, me lavo la cara y me aseo en general. Voy en silencio a la cocina, el resto de la familia duerme. Enciendo la luz, cojo un cuenco, los cereales y la leche. Hecho los cereales en el cuenco y la leche encima de los cereales. Me voy a la habitación, me siento en la cama y desayuno. Dejo el cuenco en la cocina, me lavo los dientes con dentífrico mentolado. Voy a la habitación, cojo la ropa del armario y me visto. Me ato los zapatos. Vuelvo al cuarto de baño y me peino. Cojo el almuerzo del frigorífico. Salgo de casa hacia el trabajo. Son las 7:45.

Después de una noche de borrachera, con 3 o 4 horas de sueño, a las 7 de la mañana suena el despertador…

Apago el despertador, me quedo dormido. Al cabo del rato despierto sobresaltado y miro la hora ¡las 7:30! Tiro las gafas al suelo, al intentar encender la lamparita tiro el despertador, recojo las gafas, agarrándolas por el cristal y dejo un manchurrón en medio, me pongo las zapatillas del revés y voy hacia el baño. Me trato de lavar la cara y quitar las legañas, no tengo tiempo para más aseo, cojo el desodorante y me lo pongo, al ser un roll’on después me lamentaré de haberlo hecho…Intento ir en silencio por la casa, le doy una patada al cubo de la fregona y derramo agua por medio pasillo. Recojo como puedo el agua y llego a la cocina. Después de cinco segundos intentando pelar un plátano de adorno que tengo en el frutero desisto y me vuelvo a la habitación. Cojo la ropa de ayer, le aplico el viejo truco de “colonia encima” y compruebo que es peor el remedio que la enfermedad, no hay tiempo, me visto. Me pongo los calcetines y veo asomar uno de mis pulgares, no hay tiempo, me calzo las botas y me las ato y voy corriendo al baño, ya no hay discreción ni silencio que valga. Me intento quitar el mal aliento de la noche anterior lavándome accidentalmente los dientes con crema para las hemorroides. Vuelvo a la cocina y cojo el almuerzo. Salgo de casa despeinado son las 7:55. Miro la fecha en el móvil, sábado 16 de enero, miro el supuesto almuerzo que he cogido de casa y compruebo que se trata en realidad de las insulinas de la abuela. Vuelvo a casa, me acuesto vestido y apestando a colonia mezclada con tabaco.

Que bien me lo pasé anoche…probablemente.

2 comentarios:

  1. jajaja qué bueno!!! XD.. y a mi que me pasan la mitad de esas cosas durmiendo las 8 horas :S.. como echar el pijama al cubo de la ropa sucia, y la ropa sucia debajo de la almohada ^^

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  2. insulina de la abuela???....

    dios como se entere la mama como la has llamado!!!!

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